Mensaje del Presidente
Pascua
de Resurrección 2013
Y
decimos “Si creemos”
Queridos hermanos y hermanas
en mi mensaje en la Misa de Miércoles Ceniza en la Pontificia Universidad Católica de
Puerto Rico les decía que la Cuaresma era un
periodo privilegiado e intenso para mirar interiormente nuestras vidas,
para buscar la conversión, para hacer penitencia y también para agradecer. Al
mirar la pobreza de nuestras respuestas al inmenso amor de Dios tendríamos que
agradecer a Dios su fidelidad y su misericordia con cada uno de nosotros. Al
final del mensaje los invitaba a que el Domingo de Pascua saliéramos a
proclamar de palabra y de obra… con alegría y convencidos “Dios nos ama”…
¡Cristo resucitó y vive!
El Himno de la Hora Tercia
de este Domingo de Pascua recoge nuestros sentimientos al iniciar esta gran celebración
de la Resurrección de Cristo. Con alegría, seguridad y confianza decimos:
·
¡si!...creo
que Cristo resucitó,
·
¡si!...creo
que Cristo vive,
·
¡si!...creo que el Espíritu de Dios
llenará toda la tierra,
·
¡si!...creo que infundirá en toda persona la
fuerza de la cruz,
·
¡si!...creo
que confirmará en el creyente la gracia y el perdón,
·
¡si!...creo
que reunirá a todos en la Iglesia,
·
¡si!...soy
testigo jubiloso de la resurrección,
·
¡si!...
Dios nos ama.
El Papa Francisco en su
mensaje del Domingo de Pascua de Resurrección nos invitó a dejarnos transformar
por la misericordia de Cristo Resucitado “Queridos hermanos y
hermanas, Cristo murió y resucitó una vez para siempre y por todos, pero el poder de la resurrección, este
paso de la esclavitud del mal a la libertad del bien, debe ponerse en práctica
en todos los tiempos, en los momentos concretos de nuestra vida, en nuestra
vida cotidiana. Cuántos
desiertos debe atravesar el ser humano también hoy. Sobre todo el desierto que
está dentro de él, cuando falta el amor de Dios y del prójimo, cuando no se es
consciente de ser custodio de todo lo que el Creador nos ha dado y nos da. Pero la misericordia de Dios
puede hacer florecer hasta la tierra más árida, puede hacer revivir incluso a
los huesos secos (cf. Ez 37,1-14). He aquí, pues, la invitación que hago a todos: Acojamos la gracia de la
Resurrección de Cristo. Dejémonos renovar por la misericordia de Dios, dejemos
que la fuerza de su amor transforme también nuestras vidas; y hagámonos
instrumentos de esta misericordia, cauces a través de los cuales Dios pueda
regar la tierra, custodiar toda la creación y hacer florecer la justicia y la
paz.”
Si
hermanos y hermanas… Cristo nos convoca a la alegría del que sabe que fuimos
liberados por siempre y que tenemos razones para estar alegres… muy alegres. “Acojamos
la gracia de la Resurrección de Cristo” y
comprometámonos a comunicarlo a todos como la Buena Noticia que
recibimos y a ser fieles custodios de la creación de Dios.